No siempre lo que crean impacto tiene un plan de negocios tradicional.
Las iniciativas de impacto no han intentado mejorar un poco lo que había, sino que han pensado en cómo generar un nuevo estándar, algo que multiplique por 10 o por 100 la productividad, o divida por 10 o 100 los esfuerzos y costes de solucionar un problema. Este es el nivel de ambición al que debemos aspirar, porque lo que estamos viendo es que para producir impacto necesitamos pensar en un ecosistema ampliado, combinando más capacidades, más personas, más cosas que las que son habituales.
Para producir impacto hacen falta más conocimientos de otros campos. El impacto se produce en lugares que no son los habituales (laboratorios o universidades), hay innovación en los hogares, en los talleres, las guerras, en las emergencias. Muchas veces es un lugar insospechado el que produce la innovación y las ideas de impacto.
El ecosistema ampliado debe buscar todas las posibilidades orientadas al impacto, debe buscar la participación de las startups, donde hay energía y velocidad especial, pero en combinación con el resto del ecosistema.
Cuando somos capaces de colaborar, mejoramos geométricamente, ahora cuando somos capaces de pensar algo nuevo juntos, de combinar nuestras capacidades para hacer algo que es nuevo para todos, para ponerlo en marcha orientado al impacto, es cuando empezamos a estar en zonas donde la productividad y el nivel de impacto es mucho mayor a la suma de las cosas.
Paul Romer dice: “El crecimiento surge cuando alguien es capaz de cambiar lo que hay para crear algo que tiene más valor”. Con los mismo elementos de la tabla periódica hemos vivido millones de años a obscuras, otros miles de años con fuego, unos cientos de años con carbón, y unas decenas de años con energía (hidráulica, nuclear, etc…), pero los elementos de la tabla periódica han sido los mismos desde el inicio.
Busquemos nuevas combinaciones con estas tres cosas:
1. ¿Cuántos elementos hay para combinar?. La tecnología lo que hace permanentemente es hacer que haya más elementos combinables.
2. ¿Cuáles son las reglas de asociación que nos damos? Hemos vivido años con reglas de asociación muy aburridas, dando toda la confianza a las instituciones, lo que hemos visto nacer en los últimos años es que los ciudadanos nos confiamos más del vecino que de la autoridad. Confiamos más de un desconocido que tiene reseñas positivas de otros desconocidos, que la confianza que le depositamos a las instituciones tradicionales.
3. ¿Cuánta gente puede hacer combinaciones? ¿Cuánta gente tiene el derecho y la capacidad material de proponer una combinación? Porque ideas hemos tenido todos siempre, lo que no hemos tenido todos siempre es voz y capacidad para ponerlas en marcha.
Combinar elementos nos permite pensar en red, el cambio en la logística es brutal, si quieres proyectarte a velocidades superiores has de pensar en red. Hemos de pensar en los objetos conectados. Pensemos en datos en tiempo real, cuando unimos datos volvemos el terreno más fértil para todos. Algunos dicen que “data is the new oil” pero “data is the new soil“. ¿Has escuchado hablar del Google Sunroof? te permite saber cuánto te ahorrarías si te pasaras a solar combinando datos disponibles: Movimiento del sol y Google Maps.
Segundo aspecto a observar, la confianza, la reglas, ¿cómo nos permitimos asociar cosas? venimos de una confianza institucional, un confianza opaca, cerrada, centralizada, de arriba a abajo. Pero los nuevos sistemas, que cambiar la realidad, que impactan, salen de nuevas fuentes de confianza, de una confianza transparente, inclusiva, descentralizada, a la cual se le pueden pedir cuentas y que surge de abajo a arriba. Este es el nuevo pegamento social, el pegamento que sirve para hacker la realidad, para hacer cosas que tienen una potencia de impacto más allá de lo tradicional.
Nosotros mismos somos diferentes, desde luego somos consumidores, pero quien nos trate como solo consumidores pierde el tiempo, el que haga un estudio de mercado y solo vea nuestro potencial de consumo y solo busque una tarjeta de crédito nos está apreciando erróneamente. Hemos aprendido a hacer muchas cosas, nosotros sabemos compartir contenidos, podemos producir alojamiento, transporte, hacer enciclopedias en comunidad, etc. Podemos tener otros roles, no solo consumidores.
La ventaja no está en lo que tienes, la ventaja está en la capacidad que tienes para leerlo, para quitarle las etiquetas y ponerlo a funcionar en un contexto, en un equipo, en un ecosistema con un objetivo diferente, no tradicional.
Miremos dentro de nuestras organizaciones, miremos dentro de nuestros conocidos, sus aliados: ¿Qué datos tenemos?, ¿Qué datos deberíamos tener para resolver estos problemas?, ¿Qué activos tenemos?, ¿Qué capacidades tiene nuestro personal (fuera de la cajita en la que los hemos encerrado)? ¿Tenemos algo que hagamos muy bien nosotros que nadie más haga?. Nos podemos preguntar ¿Con qué comunidades tenemos relación? ¿Qué fichas tenemos dentro de nuestro sistema? Debemos abrirnos y buscar simbiosis. Buscar qué relaciones de mutuo beneficio podemos establecer con el sistema que nos rodea. Mientras más cosas conectemos más rápido creceremos. Debemos buscar socios de negocios, buscar a quien más le gustaría subirse a bordo, quien más tendría interés en construir su negocio encima de nuestro propio negocio. Lo que nos debe interesar es el impacto, luego el negocio viene por añadidura. El conocimiento que vale es el que se usa.
No podemos quedarnos solo con lo que es nuestro, debemos utilizar todas las capacidades que existen en nuestro ecosistema.
Cuando te encuentras a un socio de negocio ¿Cuántas preguntas les haces? La cadena de hoteles Hilton les hace solo una pregunta: ¿Dónde quieres dormir? en cambio Airbnb les hace dos preguntas: ¿Vienes a dormir o vienes a dar de dormir? observa cómo cambia la velocidad de crecimiento cuando integras las capacidades de tu ecosistema. Lo que hacen diferente estas nuevas plataformas es que instrumentan a sus socios de negocio.
Antes de lanzarte a construir algo nuevo para crear impacto ten en cuenta estos 5 puntos:
1. Ha de haber confianza mutua.
2. Debe ser algo nuevo, no algo mejorado, algo con otras reglas.
3. Los participantes han de ser generosos y mantener la curiosidad.
4. Deben estar obligados a compartir ideas y a no intentar controlar el resultado, darse el tiempo, tener la actitud mental abierta, para que aquello que están creando con ambición, con riesgo, con generosidad los lleve a crear algo que valga la pena.
5. Las cosas que valen la pena, las cosas que elevan el suelo para que todos podamos producir impacto son cosas tan sencillas como las líneas blancas en la carretera.
La innovación de impacto no depende mucha veces de las personas, ni de los conocimientos, ni de los lugares, ni de los sistemas de distribución habituales, ni de los sistemas de financiación, ni siquiera de los modelos de negocios habituales, depende de la capacidad de un ecosistema de aunar fuerzas, a ponerse de acuerdo, a imaginar una alternativa mejor y ponerla en marcha.
Inspirado en la Conferencia de Javi Creus de B-Inspired: – It takes a village to raise a child