La gente no toma decisiones basados exclusivamente con la razón, por el contrario las emociones y recuerdos influyen en gran medida, de la misma manera tu relación con el cliente no es exclusivamente racional, debe hacerse con amor. Así que enfócate en lo que te hace adorable. Hay 2 tipos de formas en que un emprendedor cuenta su historia, el emprendedor ingeniero que cuenta todo a detalle en aspectos técnicos y, en el otro extremo, está el emprendedor pasional, que cuentan que tienen la nueva idea que cambiará el mundo. Hay que encontrar un balance entre el primero y el segundo, algo que incluya conexiones emocionales. Esto aplica también para industrias que no estén involucradas directamente con tecnología. Cuando tu producto es nuevo no trates de dárselo al jefe o junta directiva de la empresa, tienes que sembrar muchas semillas antes para alcanzar una base considerable de clientes o usuarios que serán tus embajadores. Enfócate en las personas a quienes les llamó la atención tu servicio, consientelos, ellos te ayudarán a crecer. Un evangelista de esos vale más que cualquier publicidad que puedas hacer. El desafío más grande al iniciar una empresa no es tanto darse a conocer sino poder sacarle el mayor talento a tu equipo. Crea un ambiente donde el equipo sea productivo y proactivo en vez de reactivo, los usuarios vendrán por añadidura siempre y cuando estén desarrollando algo memorable. ¿Quieres decirle al mundo que existes? Deja que tu trabajo hable por ti.